Tras la desaceleración en el comercio internacional y después de más de dos meses de aislamiento forzado por la pandemia COVID-19, las ciudades chinas se notan positivas y preparadas para levantarse de la cuarenta. Al día de hoy los despachos de mercancía de las grandes fábricas de esta nación empiezan a normalizarse.

El gobierno chino implementó control de circulación como medida de seguridad, por lo que fue imposible para las fábricas y empresas continuar su producción, se vieron forzadas a detener sus actividades de logística y las operaciones se paralizaron por completo, repercutiendo en el comercio internacional. Sus clientes alrededor del mundo, se vieron terriblemente golpeados, y tras la progresiva expansión del virus a otros naciones como Italia, EUA y America Latina, el mundo comprendió que éste virus no sólo era perjudicial para la salud de la población, si no también para la “economía global”.

Los comerciantes físicos, es decir los establecidos en locales comerciales, así como el comercio informal sufrieron un gran impacto y casi la mitad de las empresas de consumo en China, tuvieron problemas liquidez para sobrevivir a la cuarenta.

El comercio electrónico, E-commerce, cobro un papel preponderante, siendo la plataforma más solicitada en la actualidad. Por la practicidad en su esquema de entrega directa y por la seguridad que brinda al cliente: las empresas de paquetería se encargan de la logística, desde el embalaje hasta la entrega en el domicilio, reduciendo la exposición al virus y evitando el contagio.

Las plataformas como Mercado Libre, Amazon o E-bay entre otras, empiezan a aumentar sus ingresos. Abriendo paso a nueva oportunidad de comercio que tendrá grandes alcances y cambiará la manera en la que compramos y vendemos.